Antes de ingresar a Job Corps, Ricky trabajaba en un Family Dollar local y ganaba $10 por hora. Cuando nació su hija, tuvo que retomar el trabajo al día siguiente. Ese fue el momento en el que se dio cuenta de que tenían que existir más oportunidades para él y su familia. 

Cuando su hija cumplió 1 año, estaba listo para hacer un cambio y buscó lo mejor para todos. Si bien sabía que Job Corps era un programa sin costo, también sabía que probablemente le costaría mucho trabajo. Afortunadamente, a Ricky le inculcaron la cultura del trabajo y no lo asustaba enfrentarse a las adversidades. 

“Siempre tuve que trabajar. Mi padre me enseñó a ser una persona trabajadora”, sostuvo Ricky. 

Tener a su hija le dio el empujón que necesitaba para mejorar, pero para Ricky no siempre fue fácil encontrar un empleo porque tenía antecedentes penales. Asistir a Job Corps le permitió volver a empezar, que era lo que él necesitaba; allí fue capaz de alcanzar logros académicos y, a su vez, inspirar a los que lo rodeaban. 

Una vez en Job Corps, Ricky se incorporó al área de capacitación en Tecnologías para la construcción de edificios y aprendió todos los aspectos de la construcción, desde plomería hasta revestimiento, techado, pintura y mucho más. Su profesor se convirtió en un mentor para él: “Era alguien a quien siempre podía acudir cuando necesitaba verdaderos consejos, porque [mi profesor] también había estudiado en Job Corps.” 

Ricky será el primero en admitir que no asistió a Job Corps para hacer amigos o encontrar actividades extracurriculares; vino para conseguir una carrera. Agachaba la cabeza y trabajaba duro, aunque siempre sintió que tenía un don para hablar en público y disfrutaba de su tiempo como líder del grupo de jóvenes de su iglesia. 

Una vez que se abrió a la idea de participar en el recinto, se sorprendió de las oportunidades que se le presentaron. Ricky se implicó más que nunca con su comunidad y asumió el papel de relaciones públicas en el gobierno estudiantil. Entabló relaciones con vendedores locales que suministrarían material para los actos en el recinto e incluso sustituyó al presidente del alumnado cuando tuvo que renunciar y gobernó a más de 500 estudiantes. Asumió ese papel sin problemas y se dio cuenta de que estaba recibiendo la atención más positiva que había tenido en su vida. 

Aunque no siempre fue fácil, Ricky no cambiaría por nada su experiencia en Job Corps. Estaba decidido a mejorar la vida de su familia; por eso, se esforzaba cada día, a veces quedándose en el recinto hasta las 8 p. m. y volviendo caminando a su casa. Recuerda que tenía que repetirse a sí mismo que algún día valdría la pena, aunque no viera de inmediato los frutos de su inversión. No faltó ni un solo día a su aprendizaje basado en el trabajo y esto valió la pena realmente. 

Hoy en día, trabaja en Solar Landscape, una empresa de instalación de paneles solares. Sus directores lo consideran uno de los empleados más trabajadores; a Ricky siempre se le ocurren formas ingeniosas de ayudar al resto del equipo. 

Se mantiene en contacto con sus amigos de Job Corps todos los días. La positiva experiencia de liderazgo que obtuvo allí lo inspiró a querer construir hogares de acogida para niños y, con el tiempo, empezar un negocio con su mujer, que trabaja en un campo similar. 

Al fin y al cabo, Job Corps le demostró a Ricky lo que vale; por eso, su principal objetivo es estar siempre en un lugar donde lo aprecien. 

Aunque sabe que no siempre es fácil sacrificarse, también sabe que el precio vale la pena.